En el corazón de Coyoacán
En la Ciudad de México existen distintos recintos culturales que te enamoran por su contenido artístico, gastronómico e incluso arquitectónico. Algunos de ellos se encuentran en la alcaldía de Coyoacán; entre ellos están: La Cineteca Nacional y El Café “El Jarocho”. Es por eso que nos place compartir nuestra experiencia visitando estos lugares y hablar un poco acerca de aquello que nos agrado y también lo que nos disgustó.
Nuestro día comenzó el 5 de noviembre, a las nueve de la mañana, se decidió que nuestro punto de encuentro fuera el metro Coyoacán, por lo que tomamos distintas rutas para llegar al lugar, algunos de nosotros tomamos el metro y otros decidimos ir en auto.
Una vez estando ahí, decidimos buscar en internet la ubicación exacta de nuestro primer recinto: La Cineteca Nacional; cuando encontramos el mapa que nos guió a nuestro destino, nos apresuramos para llegar, era una mañana colorida y estábamos ansiosos por entrar y descubrir qué cosas nos tenía preparada la cineteca.
Al entrar, lo primero que notamos fueron dos jardines con árboles pequeños que daban una sombra perfecta para aquel día, también nos percatamos de una enorme pantalla de proyección que se encontraba enfrente de uno de los jardines, era el “Foro Libre”, un espacio hermoso y amplio en donde la gente se encontraba recostada, disfrutando de la mañana, algunos leyendo, escuchando música o acostados debajo de uno de esos pequeños árboles, aún era temprano, por lo que exploramos un poco más del lugar,antes de comprar los boletos en la taquilla. Al indagar un poco más, descubrimos diferentes tiendas, en ellas vendían discos, películas antiguas, cintas de vinil, una librería, una zona para comer afuera y varias áreas de comida, incluyendo la principal tienda de dulces, todo ahí nos pareció una experiencia bastante curiosa y agradable; luego de un rato, decidimos que la película que veríamos sería “Los asesinos de la Luna de las Flores”, de Martin Scorsese, compramos los boletos y nos apresuramos a llegar a la sala que nos fue asignada, pues la película empezaba en un par de minutos, una vez dentro buscamos nuestros asientos, los cuales no eran muy cómodos, la sala era muy grande, pero habían ciertas cosas con respecto a su diseño que no nos agradan tanto, pero eso no nos detuvo de disfrutar de una película increíble, con actuaciones memorables, de actores y actrices como Robert de Niro, el inolvidable Brendan Fraser y la inigualable Lily Gladstone. Salimos de la sala de proyección bastante satisfechos por la filmación y listos para nuestra siguiente y última parada, el café “El Jarocho”.
Salimos de la cineteca, no sin antes pasar nuevamente por las tiendas por un recuerdo de nuestra visita, entre los cuales había un par de películas clásicas. Cuando salimos de la cineteca, buscamos la dirección de el café “El Jarocho”, el lugar no estaba tan lejos de donde estábamos, por lo que decidimos caminar, en el transcurso, observamos que habían muchos concesionarios de autos usados y demasiados árboles que adornaban las casas que se encontraban alrededor, el día había dejado de ser tan caluroso y el clima empezaba a sentirse más fresco, lo que hizo el recorrido mucho más ameno. Tardamos quince minutos en llegar; lo primero que vimos, fue un pequeño estacionamiento que estaba enfrente de la cafetería; al entrar, una foto de Bertha Paredes, la dueña de “El Jarocho”, nos dio la bienvenida. La decoración del café tenía un toque rústico, con mesas y sillas de madera, una pequeña barra de madera con espejo y el mostrador.Nos acercamos a este para pedir nuestras bebidas, las cuales se dividieron entre un moka helado, un chocolate caliente y un capuchino, las bebidas fueron un poco decepcionantes, esperábamos que, siendo un lugar con tanta historia y popularidad, los cafés tuvieran ese toque especial que distinguía al “Jarocho”, pero eso no sucedió, aún así, decidimos quedarnos a terminarlos y apreciar un poco más del lugar, ya que, después de haber investigado tanto, nos seguía pareciendo asombroso tener la oportunidad de estar ahí. Una vez que acabamos, tomamos camino para llegar nuevamente a la entrada del metro Coyoacan, mientras eso pasaba, hablábamos de todo lo que nos había causado haber visitado dos lugares tan ricos en historia y cultura, todos acordamos sentirnos bastante satisfechos, no solo por los lugares, si no, por haber tomado la iniciativa de darle una oportunidad a estos recintos que nos hicieron pasar un día lleno de descubrimientos y sensaciones diferentes. Si ustedes, como nosotros, están interesados en descubrir qué tienen estos lugares para ofrecerles, pueden visitarlos en las siguientes direcciones:
Av. México Coyoacán 389, Xoco, Benito Juárez, 03330 Ciudad de México, CDMX
Av. Miguel Ángel de Quevedo 560, Santa Catarina, Coyoacán, 04010 Ciudad de México, CDMX